Desarrollo disciplinar e investigación enfermera

José Ramón Martínez Riera

Hace 25 años cuando tras los esfuerzos, la dedicación, la constancia y sobre todo el convencimiento en lo que estaban haciendo, de muchas enfermeras, se conseguía situar a la Enfermería española en la Universidad, se iniciaba un camino tendente al desarrollo disciplinar enfermero que ha navegado, desde entonces, entre luces y sombras.

La ilusión con la que se partió fue acompañada, en muchas ocasiones, de una falta de formación adecuada de enfermeras para ocupar los puestos de profesor en las Escuelas, dificultando el necesario e incipiente desarrollo disciplinar hecho desde planteamientos y paradigmas enfermeros, quedando sujetos a múltiples y variadas influencias de otras disciplinas que ocupaban las plazas de docencia con la consiguiente falta de definición clara y específica de enfermería, como ciencia.

Por su parte, las enfermeras que lograban acceder a plazas docentes, en desigualdad de condiciones en muchas ocasiones, se veían relegadas a no poderse desarrollar plenamente en la Academia al tiempo que contemplaban con cierta resignación, no exenta de indignación e impotencia, como tenían limitado su liderazgo en proyectos de investigación al no poder acceder al máximo nivel académico que da acceso al mismo.

Así pues muchas enfermeras con la ambición de alcanzar el grado de licenciatura y de doctorado, no les queda otra alternativa que realizarlo a través de otras disciplinas, lo que constituye un logro a medio camino ya que no es Enfermería, como disciplina, la que avanzaba, aunque permita a estas enfermeras incorporarse en proyectos de investigación. La Psicología, la Pedagogía, la Sociología, Historia, Humanidades, Antropología... van nutriéndose de enfermeras con el objetivo fundamental de alcanzar el nivel que desde su disciplina no pueden alcanzar. El problema fundamental es que las investigaciones derivadas de estas enfermeras “reconvertidas” en otras titulaciones no se centran en los cuidados con lo que realmente quien obtiene un valor añadido son las disciplinas en base a las cuales se desarrollan las investigaciones al recibir todo el bagaje, experiencia y conocimiento proveniente de Enfermería, que sin embargo, sigue sin poder alcanzar su plena madurez como ciencia.

A pesar de lo comentado, no hay que desdeñar ni olvidar, el avance que en tan corto espacio de tiempo han sido capaces de realizar las enfermeras. Difícilmente se encontrará ninguna otra disciplina que con las dificultades y los obstáculos con los que ha tenido que enfrentarse Enfermería haya conseguido obtener una producción científica tan importante en cuanto a cantidad y con una mejora constante y progresiva de calidad de la misma que la sitúa en una situación privilegiada tanto en ámbitos académicos como profesionales.

Es imprescindible así mismo destacar la importancia que en todo este proceso han venido teniendo no tan solo enfermeras de prestigio sino Sociedades y Asociaciones Científicas Enfermeras que no tan solo han favorecido el proceso de constante avance, sino que han sido las verdaderas artífices de los cambios producidos y las puntas de lanza de los logros posteriores.

Lo comentado hasta ahora puede parecer un ejercicio más de denuncia o complacencia, a los que tan acostumbrados hemos estado las enfermeras. Nada más alejado de mi intención que ejercer de plañidera o conformista.

Consideraba imprescindible, sin embargo, reseñar brevemente nuestra posición de partida para valorar en su justa medida la importancia que tiene el alcanzar los objetivos de pleno desarrollo enfermero.

Así pues y ante la necesidad permanentemente sentida por muchos profesionales de obtener, desde nuestra disciplina, la máxima capacidad académica, se fraguó en la Universidad de Alicante el que sin duda ha venido a ser el punto de inflexión que durante tanto tiempo y desde tantos y diversos espacios profesionales se venía reclamando para alcanzarla.

La implantación del Título Propio de Enfermería como paso fundamental para alcanzar la Licenciatura y el Doctorado pasó de ser una alocada aventura, considerada por muchos, a ser una realidad incontestable e imparable de un colectivo reflexivo, coherente e implicado en la necesidad de obtener una adecuada formación que posibilitara en igualdad de derechos con otras disciplinas la realización de una Investigación de Calidad en Enfermería, desde Enfermería y realizada por enfermeras.

Evidentemente volvieron a aflorar viejos fantasmas internos y externos que trataron de impedir, obstaculizar e incluso ridiculizar el intento. Pero la primera promoción de “Licenciados en Enfermería” finalmente vio la luz en el año 2000 y tras ella nació la Sociedad Científica Española de Licenciados en Enfermería (SCELE), cuando todavía estaba lejos el ahora esperanzador Espacio Europeo de Educación Superior y por lo tanto todo se sustentaba “tan solo” en una gran ilusión, una confianza inquebrantable y una adecuada, seria y firme formación, que no eran suficientes para obtener la “oficialidad” necesaria.

Con estas premisas y con la progresiva incorporación de nuevas Universidades implantando el Título Propio Superior de Enfermería, la SCELE se convierte en un referente imprescindible del necesario impulso disciplinar y profesional fomentando el avance del conocimiento enfermero, favoreciendo el estudio y difusión de los conocimientos propios de Enfermería, organizando, patrocinando y promoviendo actividades formativas y científicas para Enfermería, coordinando y planificando la actividad investigadora en su ámbito de actuación, estableciendo relaciones con otras sociedades científicas españolas o extranjeras, creando y coordinando grupos de trabajo.

Los Convenios de homologación con otras Universidades Europeas, permitieron el acceso a Programas de Doctorado que aún negaba nuestra constreñida e inmovilista Administración.

Así, la implantación y desarrollo de Doctorados de Enfermería y la posibilidad de acceso a otros programas de Doctorado desde un pleno desarrollo enfermero posibilitan la plena autonomía investigadora con una visión realizada desde por y para Enfermería, que permite dar respuesta enfermera a los problemas y necesidades planteados por la Comunidad. Y desde esta perspectiva es desde la que la SCELE se configura como verdadero crisol que permite evidenciar la necesidad e importancia de los cuidados enfermeros.

Así pues SCELE no se confiere como una mera y simple agrupación de socios, sino como el componente científico y de formación superior enfermera necesario e imprescindible para el impulso y desarrollo de líneas de investigación, desde una clara visión enfermera en la que no tan solo no cerramos, sino que favorecemos, la participación de otras disciplinas que sepan y puedan aportar su conocimiento al enriquecimiento de la investigación. Y todo esto sin poner fronteras, es decir, impulsando y generando redes de investigación con investigadores de otros países y otras latitudes que den respuesta a la actual globalización con una clara mirada en la realidad social, étnica y cultural de las diferentes comunidades desde una perspectiva de cuidado integral y de visión holística.

Por otra parte SCELE considera imprescindible la colaboración permanente con otras Sociedades y Asociaciones Científicas Enfermeras tendente a alcanzar los objetivos de mejora profesional y disciplinar basados en criterios y planteamientos científicos.

El Espacio Europeo de Educación Superior abre nuevas posibilidades y expectativas al desarrollo disciplinar enfermero, pero el camino ya se inició y la SCELE permanecerá fiel a su compromiso científico y de investigación tan importantes para Enfermería y para la Sociedad a la que debemos prestar nuestros cuidados.

No se trata de que todas las enfermeras tengan que investigar, pero si de que quienes se impliquen en ello lo hagan con la calidad imprescindible que permita generar la evidencia enfermera necesaria que deberán conocer y sobre la que sustentarán su desarrollo profesional el resto de enfermeras, como elemento clave para seguir avanzando y en el que siempre estará implicado la SCELE.