Titulo: La importancia y la legalidad de llamarnos enfermeros/as
Autor: Vicent Collado
Descripción: Desde siglos atrás, el nombre tradicional asignado a la persona responsable de los cuidados de los enfermos era enfermera o enfermero. Normalmente, estaba ligado a las confesiones religiosas de la época. (San Juan de Dios - Monjes, Hermanas de la Caridad – Monjas). Más tarde en el s. XIX, con la revolución industrial, la enfermería se vuelve laica. Es la época de Florence Nightingale, cuyos principios básicos eran: 1- En el ámbito organizativo eran los enfermeros y enfermeras los que tenían que organizar la enfermería. 2- En el ámbito profesional, la enfermería no es un deber moral de quien la ejerce, sino una profesión. 3- En el ámbito técnico, desarrolla una serie de tareas como: la higiene, orden en el horario de administración de la medicación, registro de incidencias de los enfermos, alimentación apropiada y clasificación de los enfermos según sus necesidades de cuidado. Principios estos básicos que aún hoy día permanecen vigentes. En 1857 (9 de septiembre) se promulga en España la Ley de Instrucción Pública, donde aparecen los títulos de Practicante y Matrona o Partera. Sin embargo como ya sabemos, el nombre de enfermera y enfermero se venía ya aplicando desde antiguo a personas, generalmente religiosas, que trabajaban en hospitales. En 1860, la Nightingale crea la primera escuela para enfermeras. A finales del XIX aparece la primera asociación profesional (colegio profesional) en Inglaterra. En España, esta profesión como tal no aparece hasta finales del XIX o principios del XX. En la Orden de 7 de mayo de 1915, aparece la primera referencia legal de la titulación de Enfermera, a partir de esta fecha las titulaciones de practicante, matrona y enfermera, se obtienen mediante un examen en las facultades de Medicina. En 1953, pasan a denominarse las tres ramas de Enfermería como Ayudante Técnico Sanitario (ATS), con gran predominio de lo práctico sobre lo teórico, teniendo muchísimo cuidado de no extralimitarse en sus funciones y muy dependiente. La Enfermería (ATS) es la subordinada, auxiliar de la Medicina. Los estudios se centrarán en las Ciencias Médicas. Hasta 1963, se considera al ATS como técnico de grado medio pero solo a efectos administrativos y laborales, no académicos. En 1977, aparecen las Escuelas Universitarias de Enfermería, ya estamos en la Universidad. Existe, entonces, la posibilidad de que las enfermeras y los enfermeros sean profesores, con gran rechazo de los profesores médicos y porque no decirlo, de ciertos compañeros nuestros por falta de comprensión y un cierto miedo al cambio. Aparece la Diplomatura en Enfermería, recuperamos nuestro nombre de enfermera y enfermero, y empezamos a ser dueños de nuestro futuro profesional, todo un reto, un camino no exento de dificultades, pero nuestro camino. Un camino que bien puede empezar por recuperar nuestra denominación profesional. Actualmente ya sea en el ámbito internacional o en España dependiendo de zonas, pero cada vez con más fuerza, al profesional que practica, ejerce, el arte y la ciencia enfermera se le denomina enfermera y enfermero. Desde la publicación en el B.O.E. de 23 de enero de 1980, del Real Decreto 111/80 de homologación, todos somos enfermeros, solo existe un nombre. Existen dos títulos, dos categorías académicas, el de Ayudante Técnico Sanitario y el de Diplomado en Enfermería, pero solo existe un nombre enfermero/a, Diplomado/a en Enfermería. Se homologó la denominación del profesional que ejerce la Ciencia Enfermera. En este Real Decreto también se homologó el derecho a la colegiación, tenemos el mismo Colegio Profesional. Y se homologaron, también, los mismos conceptos por los que cobramos el sueldo. Lo único que no se homologó fue la categoría académica, por eso se tenía que hacer el curso de nivelación. Actualmente, se ha abierto una nueva convocatoria, por la que podéis preguntar en vuestro colegio profesional. Así que si en vuestros lugares de trabajo la Dirección de Enfermería os obliga a llevar en los uniformes la denominación de ATS, esa/e directora/or está cometiendo una ilegalidad, así que exigid que en los uniformes conste el nombre correcto de Enfermera y Enfermero. Tras muchos años de cambiarnos de nombre, enfermera, practicante, ATS., y por último, traído por los que añoran las siglas, la parida de DUE (due es una colonia) es la hora de que el nombre de enfermera y enfermero, lo reforcemos y exijamos en nuestros centros de trabajo, en las Escuelas de Enfermería, en los sindicatos, en la Administración, hasta en los Boletines Oficiales. También hay que explicar al que se autodenomine o le denominen sin serlo, con el nombre de enfermera y enfermero, explicarle a él y a los usuarios, quién es la enfermera y enfermero y qué funciones ejerce cada uno, se debe intentar explicar en todos los casos. Tenemos que estar orgullosos de nuestro nombre enfermera y enfermero, llevarlo escrito en nuestros uniformes y en nuestro corazón. Así que coge ahora mismo un esparadrapo, escribe orgulloso ENFERMERA o ENFERMERO y en el uniforme PÓNTELO / PÓNSELO. Vicent Collado