Nuevos profesionales, nuevas ilusiones

Durante este mes de junio, cerca de 8.000 nuevos profesionales celebrarán, con su título de Diplomado en Enfermería bajo el brazo, su acto de graduación, que les franqueará el paso de la universidad al centro de trabajo. Los hospitales, los centros de salud, los servicios de emergencia o las residencias de ancianos, ya no serán más un lugar de prácticas, aunque seguirán siendo un centro de aprendizaje continuado durante toda la vida profesional de los nuevos egresados. Ahora serán los responsables, junto con los ciudadanos a los que ofrecen sus servicios, de los cuidados que planifiquen. Deberán utilizar todos los conocimientos, habilidades y actitudes aprehendidas para ofrecer la mejor calidad en la atención que presten a los usuarios, en colaboración con el resto del equipo de salud del que formen parte.

Algunos de estos nuevos titulados encontrarán trabajo en los sitios en los que demostraron su interés por aprender. Las instituciones sanitarias llevan tiempo invirtiendo en la formación de los futuros profesionales, en una estrategia sensata de crear cantera, como hacen los mejores equipos de fútbol. Sin embargo, la estacionalidad y la flexibilidad en la contratación de profesionales de enfermería en nuestro país, llevará a algunos de estos recién egresados a buscar experiencias laborales fuera de nuestro país o a seguir formándose, en el ánimo de mejorar un currículo, que ya es uno de los mejor valorados dentro y fuera de nuestras fronteras. En ambos casos, la experiencia se constituirá en aprendizaje.

Salir al extranjero recién graduado es siempre un paso enriquecedor. La vida fuera del contexto familiar y sociocultural conocido hasta el momento, el aprendizaje de un nuevo idioma, el contacto con profesionales de formación similar, el conocimiento de nuevas instituciones sanitarias y organizaciones de salud, formarán un sustrato que enriquecerá a la nueva enfermera tanto en su vida profesional como personal.

La extensión del aprendizaje dentro de la Universidad, participando de los Títulos Propios, que proveen ocho universidades españolas y cuyo objeto es propiciar un nivel académico superior, que permita a las enfermeras y enfermeros ampliar y profundizar sus conocimientos y habilidades en el sector sanitario y en el campo disciplinar y profesional de la Enfermería; o a través de otros segundos ciclos en disciplinas afines, contribuirán nuevamente al desarrollo disciplinar de la profesión –dando paso a la creación de líneas de investigación enfermeras- y del profesional. Las especialidades de Matrona y de Salud Mental son otra de las opciones elegidas por muchos de los enfermeros recién egresados. En ellas, el enfermero pasa 1 o 2 años como Enfermero Interno Residente, con un contrato laboral que le permitirá formarse como especialista desde el propio sistema sanitario.

Quizá sea esta la última promoción que se forme en un sistema nacional y homogéneo. Si se aprueban los decretos que regulan las formaciones universitarias de grado y de posgrado, los próximos alumnos que accedan a los estudios de Enfermería en las universidades españolas, podrían hacerlo en un sistema educativo, que busca la homologación de los titulados europeos, a través de programas formativos comunes. Mucho camino le queda, sin embargo, por andar a nuestra disciplina; aunque todas las organizaciones e instituciones implicadas están haciendo importantes esfuerzos por consensuar un sistema de alta calidad. De cualquier forma, esperemos que este sea el paso para acabar definitivamente con la ignominia de tener una formación superior en horas a la de otras titulaciones universitarias y no ser reconocidos como licenciados en Enfermería.