Evolución y nuevos retos de la investigación en Enfermería

Mª Victoria Antón Nardiz

Desde que Enfermería entró en la Universidad como carrera de grado medio, allá por 1977, hemos tenido que hacer frente a numerosos frenos al desarrollo de la disciplina en el ámbito de la educación superior. Pero en España, también se produjo en la década de los 80 el desarrollo de la Atención Primaria de Salud y una incorporación importante de las enfermeras a los órganos de decisión a todos los niveles, lo cual supuso un camino de aprendizaje magnífico para sortear todo tipo de obstáculos.

Primero de todo, tuvimos que aprender a escribir. Pasar de lo oral a lo escrito no fue tarea fácil y las resistencias de algunos profesionales alcanzan hasta el día de hoy. Pero descubrimos que cuando escribíamos dábamos peso a lo que hacíamos. Así aprendimos también a dar nombre a las cosas, para sortear las dificultades de formarnos en metodología de investigación sin ser licenciados.

La investigación se introdujo en el currículum de las nuevas enfermeras en la década de los 90. Pero las instituciones y organizaciones sanitarias hicieron también un importante esfuerzo por ofrecer cursos de formación continuada en dicha metodología a las enfermeras que no habían tenido la oportunidad de estudiar dicha asignatura durante su carrera.

Hasta ese momento, las enfermeras conocían la experiencia de investigar en los proyectos de otros, recogiendo datos sin saber muy bien para qué. Pero pronto comprendió que para seguir avanzando necesitaba incorporar la investigación a su quehacer diario. Investiga quien lo necesita y Enfermería empezaba a necesitarlo. Los primeros pasos de la investigación enfermera en los años 80 estuvieron marcados por el predominio de una formación positivista y por la imitación del modelo biomédico de investigación. La fascinación por el número, las barras y los quesos, no impidió que se identificaran algunas limitaciones en la influencia cuantitativa en investigación. Campos en los que habitualmente trabajaban las enfermeras, como la educación o la modificación de conductas, resultaban difíciles de estudiar bajo una óptica exclusivamente cuantitativa.

En los 90, la situación empieza a cambiar. Se introduce la investigación, como decíamos antes, en el currículum de las enfermeras, los trabajos de investigación empiezan a encontrar el reconocimiento de los organismos financiadores –becas FIS-, se amplía la visión investigadora de las enfermeras con la introducción de los métodos y técnicas cualitativas y estos profesionales empiezan a participar masivamente en eventos científicos y a publicar trabajos originales en revistas. Aparecen revistas y bases de datos exclusivamente enfermeras y en los nuevos Títulos Propios, que se implantan como ciclo superior en varias universidades españolas, se da prioridad a la labor investigadora tanto de los docentes como de los alumnos.

Pero ahora estamos en el siglo XXI y es necesario analizar algunos de los retos que tenemos por delante: