La investigación en las especialidades de enfermería

Salvador Albertos Martínez

Reflexionar sobre la investigación en Enfermería y sobre el impacto que el desarrollo de las especialidades ha tenido sobre el campo de la investigación enfermera es de alguna forma reflexionar sobre la historia de la Enfermería en nuestro país en los últimos 30 años. Es muy difícil situarnos en el momento actual sin tener en cuenta la trayectoria de nuestra profesión, sin analizar las etapas de evolución que con independencia del observador y de las vivencias personales se podrían acotar en cuatro.

Una primera etapa en que la investigación de Enfermería se da única y exclusivamente en interrelación con otras profesiones, en una relación de dependencia en que la Enfermería se encarga casi exclusivamente de funciones logísticas y/o técnicas; esta etapa se podría situar hasta mediado los años 70. Una segunda etapa comenzaría a finales de los 70 y se caracterizaría por una toma de conciencia por parte de Enfermería de que existe un campo propio de actuación en lo asistencial y que ello debe repercutir en la docencia y en la formación de los enfermeros/as.

Este acotamiento del terreno enfermero conlleva el asumir responsabilidades propias de un trabajo asistencial cada día más autónomo y que por lo tanto va a necesitar de unos recursos más amplios y también más específicos que le permitan asumir sus funciones y le capaciten para poder evaluar su actividad. Esta etapa coincide con la aparición de la diplomatura y sobre todo con la incorporación de enfermeras/os a las tareas docentes; por primera vez enfermeros/as, con las limitaciones que se quieran, pero por primera vez, se implican, se responsabilizan de la docencia de los futuros profesionales. Este hecho va a tener un impacto extraordinario en la necesidad de buscar respuestas a preguntas que únicamente mediante el desarrollo de un cuerpo propio de conocimientos desembocarían en un aumento espectacular de la producción de trabajos enfermeros cada vez más autónomos.

La puesta en práctica de un lenguaje enfermero, la aparición de los Diagnósticos de Enfermería y el empuje de organismos como la NANDA, llevan a nuestra profesión a una nueva etapa en la que el desarrollo de la investigación autónoma está cada vez más normalizado. Una investigación por y para enfermeros/as que son conscientes de su campo de actuación y que gracias al empleo de un lenguaje enfermero pueden llevar a cabo una investigación de Enfermería hecha por enfermeros/as y para enfermeros/as . En mi caso, tomo parte por primera vez en un trabajo autónomo a través de una beca FISss en la que el investigador principal es un enfermero. (1)

A pesar del esfuerzo tanto colectivo como individual de Enfermería, al final de este periodo se echa de menos una preparación más especifica, el enfermero/a no es un comodín que sirva para todas las tareas en cualquier servicio asistencial. Entrada la década de los 90 el aumento de los avances tecnológicos, los cambios sociales y sobre todo la demanda por parte del usuario de una mayor calidad en los cuidados asistenciales, hace necesario que nuestra profesión se adapte a esta nueva realidad social y que día a día se haga más patente la necesidad de una mayor especialización que permita al diplomado que sale de nuestras escuelas una mejor preparación asistencial. Este sería en principio el objetivo de las especialidades de Enfermería, el de proporcionar una preparación asistencial y teórica, pero sobre todo holística, a los diplomados de Enfermería que les permita hacer frente a las demandas de una sociedad que cada día va a exigir una mayor calidad en los cuidados.

La aparición de las especialidades de Enfermería, cuando esta pasa a ser diplomatura, data del año 1987, que aparece el Real Decreto (2); su desarrollo es de junio del 98 (3); la aparición del programa de formación de julio de ese mismo año (4) y la especialidad en Salud Mental comienza su andadura en algunas Unidades Docentes en 1999 (en nuestro caso 2000). Estamos pues, ante un verdadero retraso, entre la percepción de una necesidad social y profesional con su posterior su desarrollo real.

En estos cinco años de formación, la experiencia nos dice que quizá una de las mayores aportaciones de las especialidades a la Enfermería ha sido la especial atención y el aumento cuantitativo y cualitativo de recursos a los trabajos de investigación. La necesidad de realizar un anteproyecto de investigación en el caso de la especialidad de Salud Mental o de un trabajo de investigación en el caso de las Matronas, ha recibido por parte de todas las Unidades Docentes un trato especial, tal es así, que en Salud Mental se organiza un encuentro de todas las Unidades Docentes al final de cada promoción, al que cada una de ellas envía un trabajo finalista en su Unidad. Durante dichos encuentros un comité científico elegido entre profesionales de mayor relevancia, selecciona un anteproyecto finalista, que hasta el pasado año editaba el Ministerio de Sanidad y Consumo.

Este es quizá el mayor desfase que se produce en la actualidad, entre las dos especialidades existentes, ya que no es lo mismo la realización de un trabajo que la de un anteproyecto de investigación. Igual que no es lo mismo una especialidad de dos años que una de uno, lógicamente en esta última la de Salud Mental, es imposible la realización de un trabajo digno de tal nombre ya que si al año de formación se le descuenta el mes de vacaciones y casi un mes de inmersión teórica (que en nuestro caso realiza el residente cuando comienza la especialidad) nos encontramos con apenas 10 meses para llevar a cabo el trabajo de investigación.

De todas formas el objetivo de la formación del enfermero/a especialista no es que su trabajo de investigación obtenga unos resultados metodológicos brillantes, ni tan siquiera que esos resultados existan, el objetivo fundamental, es que el residente sienta la “picazón”, la necesidad de investigar, que sienta el placer por hacerse preguntas e intentar obtener respuestas, la ansiedad y en ocasiones la angustia de verse frente a un reto. Es un año en el que el residente tiene la fortuna y la posibilidad de contar con el tiempo y los recursos, (tutorías) para preparar un trabajo de investigación de un tema que él mismo elige, una ocasión quizá única en su vida y que aunque durante la realización de la residencia no lo perciba, en la mayoría de los casos esta es la actividad que más huella les deja durante su formación, quizá porque para la mayoría de ellos la investigación era una posibilidad dentro de su actividad asistencial, pero nunca habían comprobado que podía tratarse de una realidad en la que ellos fueran los actores principales.

En nuestro caso, caer en la cuenta de que el objetivo de la formación es la actitud del residente hacia la investigación y no el de la obtención de resultados, tardó dos promociones en hacérsenos real, ya que durante las dos primeras promociones y movidos por un exceso de pragmatismo, intentamos que el esfuerzo de los residentes y los recursos destinados a la investigación, se convirtieran en resultados reales, en trabajos que aportaran un beneficio adicional a aquellos que participaran en él y al conjunto de la profesión de Enfermería. Esta postura aunque interesante y realista no es el objetivo de la formación durante el periodo de residencia y así nos lo han demostrado las sucesivas promociones.

Potenciar las actitudes del residente hacia la investigación es la gran aportación que el desarrollo de las especialidades hace a la profesión de Enfermería. Que en su futuro profesional, el enfermero/a especialista intervenga en proyectos de investigación dependerá de los avatares de su vida profesional, pero lo que debemos conseguir las Unidades Docentes durante su formación, es que se convierta en un asiduo lector de las aportaciones que la investi-gación de otros hacen en su campo de actuación profesional, que sea capaz de incorporar a su trabajo diario las aportaciones de otros profesionales, que han tenido la oportunidad de formar parte de equipos de investigación. El verdadero beneficio del trabajo de investigación durante la especialidad, no es la publicación del trabajo realizado, aunque quizá sea lo más halagador y lo que más recompensas produce en el ámbito personal, el gran beneficio en la preparación del anteproyecto de investigación es la necesidad de leer lo que otros han publicado, participar en experiencias ajenas e implicarse en juicios críticos.

Además cada día resulta más fácil al futuro especialista el implicarse en proyectos de investigación ya que la mayoría de la investigación de Enfermería (sobre todo en el campo de la salud mental) esta por hacer. Pero además, cada día más la investigación autónoma del enfermero/a cuenta con un mayor prestigio nacional e internacional y, por lo tanto, con mayor facilidad para encontrar recursos económicos e implicarse en colaboraciones con otros países europeos en los que según parece se creara un Espacio Europeo de Investigación en Enfermería. (5)

Todo esto se ha visto favorecido por el hecho básico y fundamental de ir utilizando un leguaje y un método específico de Enfermería aunque más importante que el lenguaje en sí, lo es el empleo de un método en el trabajo asistencial y cotidiano que nos está permitiendo no sólo evaluarnos asistencialmente, sino determinar qué tipo de investigación queremos hacer, con qué finalidad y a quién va dirigida.

Otras ventajas adicionales, pero no menos importantes serían las facilidades de acceso a las bases de datos, la mejora en la obtención de originales de nuestras bibliotecas y la publicación de trabajos, incluidos los anteproyectos debido en gran medida al desarrollo de revistas electrónicas, las cuales permiten que la difusión y la información adquiera un grado de fluidez impensable hasta hace unos años.

Por todo ello las Unidades Docentes somos cada día más conscientes de que potenciar el trabajo de investigación de nuestros residentes es con toda seguridad la mejor aportación que podemos hacer en la formación de unos especialistas que promoción a promoción demuestran un interés y una capacidad de esfuerzo que con toda seguridad permitirá a esta profesión responder de forma más adecuada a las demandas sociales y profesionales de una sociedad y una profesión cada día más complejas.

1. Beca del Fondo de Investigación Sanitaria de la Seguridad Social (FISss), expediente 89/0696. Proyecto de dos años de duración: “Diagnósticos de Enfermería Psiquiátrica: codificación, criterios y gradación. Evaluación de la estancia hospitalaria”. 1988-1990. Investigador principal D. Rafael Sales y Orts.

2. Real Decreto Ley 992/1987 por el que se regula la obtención del titulo de enfermero especialista.

3. Orden de 24 junio de 1998 por la que se desarrolla el R.D. 992/1987.

4. Resolución de la Secretaria de Estado de universidades investigación y Desarrollo del Ministerio de Educación y Cultura por la que se aprueba con carácter provisional el programa de formativo de la especialidad de Enfermería en Salud Mental.

5. Teresa Moreno “El compromiso del Ministerio de Sanidad con la investigación enfermera” NURE Investigación N-0 Noviembre 2003. Disponible en URL: http://www.nureinvestigacion.es