Enfermería no está en el Código UNESCO

La nomenclatura internacional UNESCO para los campos de Ciencia y Tecnología no recoge el conocimiento generado por Enfermería en el campo de actividad que le es propio, los cuidados de salud de los hombres y mujeres y de los grupos humanos. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que tiene como objetivo principal construir la paz en la mente de los hombres ha olvidado actualizar el famoso Código UNESCO, para incluir a un colectivo, las enfermeras, que también luchan por educar para la salud a los ciudadanos, por comprender la construcción intercultural del cuidado o por utilizar el conocimiento científico para aprovechar los recursos naturales en defensa de la salud mundial.

Quizá el problema estribe no en lo que hacen las enfermeras, sino en la visibilidad de su quehacer. El último pilar que se incorpora a las señas de identidad de la UNESCO es precisamente el que se refiere a la información y a la comunicación. En este apartado, las enfermeras aún tenemos mucho que aprender para dar a conocer aquello que ya reconoce la OMS y que aquí hemos repetido en innumerables ocasiones: que somos el primer agente de salud mundial.

En un estudio realizado en EEUU por las periodistas Patricia Buresh y Suzanne Gordon, titulado From Silence to Voice (Del silencio a la palabra), aún no traducido a nuestro idioma, las autoras descubrieron que los medios de comunicación raramente consideraban a los profesionales de enfermería como una fuente de información sobre temas relativos a la salud. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando supieron que las propias enfermeras rehuían este contacto con los medios de comunicación, ya que no se consideraban suficientemente capacitadas, y no sólo en términos de conocimiento, sino, sobre todo, de habilidades de comunicación.

La invisibilidad de las enfermeras no sólo se produce en los campos de actuación más habituales, sino también en el ámbito de la educación superior. La coexistencia en algunos países europeos de estudios vocacionales junto a estudios universitarios, para conseguir el título que permita el ejercicio profesional de la enfermería, se ha convertido en innumerables ocasiones en una limitación para el acceso a los niveles más altos dentro de la formación superior: el master y el doctorado.

No es extraño, por tanto, que la UNESCO no haya encontrado un consenso suficiente como para considerar a la Enfermería como una disciplina científica, con una producción que se acerca a los cien años en EEUU, donde la implantación del doctorado en enfermería data de los primeros decenios del siglo pasado. En Europa, la creación de un Espacio Europeo de Educación Superior contribuirá, no sólo a la homogenización de los estudios universitarios, con la equivalencia en las competencias que deben adquirir los profesionales para una verdadera libre circulación, sino también a franquear el acceso de disciplinas como la nuestra a los niveles superiores de la educación. En España, la aprobación el pasado 18 de enero de los reales decretos de Grado y de Postgrado indica que caminamos en esa dirección.

Azucena Pedraz Marcos