Luces y sombras del posgrado en Enfermería

Después de años soñando con el máximo desarrollo formativo y científico para nuestra disciplina, la respuesta aparece en España con la regulación del posgrado, en febrero pasado. Esta nueva regulación pone a cualquier estudiante universitario en el camino de realizar una titulación de grado de 180 a 240 créditos europeos (ECTS), a partir de la cual podrá completar los 300 ECTS que se precisan para acceder a un doctorado, con la celebración de un master de entre 90 y 120 ECTS.

Hasta aquí todo parecen oportunidades, incluso, porque ya existe una trayectoria previa de algunos doctorados que versan sobre Enfermería en nuestro país, y no sólo sobre disciplinas afines. Por fin, podremos dejar de sortear la legislación española, haciendo licenciaturas de Enfermería en Europa, para llegar al doctorado en España, a través del reconocimiento del título extranjero. Por fin, podremos, no sólo leer tesis enfermeras, sino también establecer líneas de doctorados en aspectos relativos a nuestro campo disciplinar. Por fin, podremos tener una cantera de doctores suficientes para representar nuestros intereses en los órganos de decisión de las instituciones investigadoras.

Pero el desarrollo de una profesión con un carácter eminentemente de servicio no podía ganar cualificación intelectual a través de la investigación en igualdad de oportunidades con el resto de las titulaciones. Nuevamente, y cuando parecía que la mayoría de las titulaciones de grado optarían por los 180 créditos ECTS, el descuelgue de las licenciaturas de letras hizo volver al carril de los 240 ECTS a las licenciaturas de ciencias. Las diplomaturas de Ciencias de la Salud se convierten así, de nuevo, en las hermanas pobres, con un grado de 180 ECTS. Esta situación nos obliga a completar másteres de 120 ECTS, para poder acceder al doctorado.

Por otro lado, el propio Real Decreto de Posgrado, que habla de la coexistencia de másteres científicos con otros posgrados de especialización, cercena las posibilidades de estos últimos para las titulaciones de Ciencias de la Salud. De esta forma, a Enfermería sólo le queda la posibilidad de realizar posgrados en Ciencias de la Enfermería o Gestión de Servicios sanitarios o sociosanitarios (área temática no recogida en el decreto de Especialidades), con lo que la diversidad, que produce riqueza, aleja nuevamente la teoría de la práctica. Es cierto, que no hay impedimentos para que un investigador realice su tesis sobre cualquier área de su campo de trabajo, pero la desconexión de la formación especializada de las universidades hará muy difícil la existencia de especialistas tutelando el desarrollo de los proyectos de tesis.

En cualquier caso, la simple existencia de esta oportunidad de desarrollo es un estímulo a una práctica profesional basada en la evidencia científica, el reconocimiento de la limitación de los recursos y el respeto por las decisiones de los pacientes, que, en la mayoría de los casos, pueden venir determinadas por el resultado de las investigaciones llevadas a cabo por las enfermeras de nuestro país.

Azucena Pedraz Marcos