Si nuestra incorporación a la Universidad supuso el reconocimiento de la Enfermería como disciplina, el reconocimiento de nuestro carácter científico ha estado siempre supeditado a una carrera investigadora, cercenada en los ámbitos académicos, asistenciales y políticos. En los últimos años, sin embargo, esta situación ha cambiado de manera ostensible, situándonos, a comienzos de 2006, en un nivel nada desdeñable en el ámbito de las Ciencias de la Salud. En un contexto en el que la tasa de dependencia aumenta cada día, con el envejecimiento progresivo de la población y la aparición de enfermedades degenerativas asociadas a la longevidad y los estilos de vida, la prestación de los mejores cuidados sólo puede pasar por una práctica enfermera basada en la evidencia que proporciona la investigación constante y de calidad.
Las barreras políticas han sido, quizá, las primeras en caer, gracias al esfuerzo de algunos colectivos –como la Unidad de coordinación y desarrollo de la investigación en enfermería, del Ministerio de Sanidad- y de algunos colegas médicos, que supieron ver más allá de la realidad estrecha de nuestro país, y apoyaron la financiación de proyectos de investigación promovidos por enfermeras. Sin embargo, en este ámbito aún queda mucho camino por andar. En la última convocatoria del plan I+D, las ciencias de la salud quedaban constreñidas al área biomédica, en la que, desafortunadamente, las líneas prioritarias estaban destinadas a la financiación de investigación curativa y diagnóstica. Mientras encontramos solución a los grandes males que asolan nuestro tiempo, descubrimos que la prevención, la educación para la salud, la formación de los cuidadores no son una prioridad para la investigación sanitaria en nuestro país.
En el plano asistencial, el año 2005 ha supuesto la generalización en la puesta en marcha de la carrera profesional en la mayoría de las regiones del país. Una carrera profesional que considera la investigación como una actividad reconocida para enfermería, lo que desde luego supone una novedad en este entorno. Y, si bien es cierto, que el reconocimiento no es muy grande y que los criterios utilizados para acreditar dicha investigación no son todo lo adecuados que deberían para la realidad investigadora de nuestras enfermeras, la posibilidad de desarrollo en este ámbito es un inicio prometedor.
La aparición de un nuevo decreto de especialidades enfermeras, que reconoce siete especialidades para enfermería, ha sido también uno de los avances del año que termina, si bien, las expectativas generadas fueron tan amplias y afectaban a tantos sectores, que el resultado final no ha convencido a todos y su desarrollo se prevé complejo. No obstante, esta es una buena noticia para la investigación, porque la profundización en el conocimiento de un área de especialización conlleva un desarrollo en la elaboración de proyectos específicos, que, sin duda, alumbrará formas más eficientes de trabajo en nuestra disciplina.
El ámbito académico puede suponer también una revolución para Enfermería, con el reconocimiento de un grado en igualdad de créditos al resto de las titulaciones, y la posibilidad de desarrollo de posgrados oficiales (máster) y de doctorados específicos, que conduzcan a líneas de investigación estables y productivas. La colaboración entre departamentos, universidades y centros de investigación de diferentes países posibilitará también la movilidad de estudiantes e investigadores, lo que, sin duda, redundará en una práctica investigadora más creativa y menos endogámica.
Cierto es que aún nos queda mucho camino por andar en la difusión de los resultados de la investigación en publicaciones de impacto. Sin embargo, cada vez son más las publicaciones enfermeras creadas en formato papel y electrónico, que se acogen a normas de publicación internacionales, lo que permitirá progresivamente que cada vez más revistas enfermeras se incorporen a las listas de las revistas más citadas. La calidad y la solvencia fueron los principios que acompañaron el origen de NURE Investigación, a la que hemos venido dedicando nuestros esfuerzos en estos dos años de recorrido. El equipo directivo que inició esta aventura editorial, dentro de la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería se despide de esta labor, aunque permanecerá vinculado a la revista desde su comité científico. Han sido dos años de constante aprendizaje con todos vosotros, que sois los que habéis hecho posible esta revista con vuestras colaboraciones y comentarios. Con nuestros mejores deseos de desarrollo personal y profesional, muchas gracias.
Azucena Pedraz Marcos
Margarita Ramírez Schacke
Pascual Balsalobre López