Ana Polo Gutiérrez y Valle Garzón Delgado
Ante la situación anteriormente descrita, creemos que es necesario pensar y desarrollar los instrumentos y estrategias que puedan ayudarnos a conseguir un cambio positivo que repercuta en la situación actual de la enfermera y en la mejora del nivel de salud de la población.
La enfermería debe ser un actor social con un peso relevante a la hora de establecer las políticas socio-sanitarias estatales y regionales, puesto que tiene la capacidad de promover cambios de actitud hacia estilos de vida más saludables y de plantear estrategias de prevención a todos los niveles con la población a la que atiende. Sin embargo, esta capacidad se ve limitada en muchos casos porque, a pesar de tener las herramientas de conocimiento para trabajar estos temas de salud, no consigue incluir de forma eficaz elementos locales que puedan facilitar la participación de la población y otros especialistas a estos procesos, sumado a la escasez de personal, la falta de prioridad de las políticas sanitarias,…etc.
Lo que vemos actualmente es que a pesar de los esfuerzos que se realizan para mejorar la enfermería y la salud de la gente, éstos no parecen tener efecto. Y la pregunta que tenemos que hacernos es ¿por qué?
Como hemos dicho antes, hay diferentes formas de entender la salud y la enfermedad. Las personas se sienten incluidas en los procesos generadores de salud cuando los comparten y los comprenden. Existen prácticas locales, fruto de la forma que la gente tiene de entender el mundo, de forma que se siente más unida a prácticas que nacen de esta visión particular que a las del Sistema Nacional de Salud o las políticas públicas. Cuando la gente no se siente incluida en los procesos generadores de salud de la población no participa. Este mismo proceso es aplicable al personal de enfermería. Necesitamos conocer las necesidades, expectativas e ideas de las enfermeras respecto al trabajo que realizan y al que les gustaría realizar. Y para ello es necesario investigar, recoger y tener en cuenta de forma prioritaria las opiniones del personal de enfermería a la hora de plantear políticas y estrategias de acción.
En este sentido es muy importante la participación en los procesos de salud de otros especialistas con los que trabaja la enfermería, con los especialistas locales y con la población en general que es beneficiaria de estas medidas.
Por otro lado, necesitamos dar voz a las enfermeras y hacer visibles las problemáticas en las que se ve envuelta la enfermería y las que se generan en torno a los intentos por aumentar los niveles de salud de la población, para poder plantear propuestas para el futuro desde el análisis de los condicionantes que impiden el desarrollo de la enfermería, dando un lugar significativo a los condicionantes de género y a las políticas públicas de salud.
A nosotros nos parece muy interesante apoyar el desarrollo del trabajo intelectual enfermero a través de la investigación participativa y el trabajo compartido. La investigación permite repensar de forma constante la enfermería como disciplina y es una forma de proporcionar herramientas conceptuales y prácticas para la actividad diaria y de visibilizar la capacidad de la enfermería como agente social para intervenir en los procesos de cambio social.
Hasta ahora también se ha hecho investigación en enfermería, pero lo que vemos es que siguen faltando respuestas puesto que la salud de las poblaciones sigue siendo muy deficitaria y seguimos necesitando “desarrollar mecanismos de interacción entre las instituciones de formación y los servicios de salud que permitan adecuar la formación de los trabajadores de la salud para un modelo de atención universal, equitativo y de calidad que sirva a las necesidades de salud de la población.” según el Llamado a la Acción de Toronto. Esta situación nos lleva a cuestionar nuestras preguntas, nuestra forma de trabajo y nuestra metodología de investigación puesto que no estamos resolviendo las necesidades de salud de la población ni las necesidades de la enfermería.
En este sentido, pensamos que existe un consenso entre las instituciones de enfermería de muchos países en la necesidad de fortalecer y reformular la enfermería.
La investigación participativa es una herramienta muy interesante en este sentido. Forma parte de la tendencia que cuestiona la capacidad de la ciencia para hacer frente y resolver algunos problemas relacionados con la mejora de las condiciones en las que se encuentran las poblaciones e intenta rescatar el conocimiento tradicional, de forma que las personas de la comunidad o región con las que se trabaje se conviertan en agentes protagonistas junto con sus enfermeras y no en sujetos de estudio en la investigación. Además, es una forma de apoyar el aumento de las capacidades de las enfermeras que repercute en el fortalecimiento institucional de la enfermería.
Necesitamos encontrar estrategias para implicar de forma importante a las enfermeras y a la población en las actividades para mejorar el estado de salud de la población y una buena manera de hacerlo es que la investigación sea participativa, es decir, que cada enfermera y la población estén implicados en los procesos de búsqueda de las mejoras en las formas de conseguir mayores cotas de salud en la población.
Los diferentes contextos en los que se ha visto inmersa la enfermería proporcionan un enriquecimiento del conocimiento enfermero ligeramente adaptados a las pautas culturales locales, dando lugar a diferentes tradiciones de enfermería. Necesitamos sistematizar el conocimiento producido en la práctica diaria enfermera contextualizada, de forma que los procesos de investigación sean la convergencia de diferentes conocimientos, es decir, que sean procesos abiertos en los que las enfermeras encuentren el espacio para trabajar sobre el conocimiento que producen, comparar sus percepciones, extraer el conocimiento producido para su difusión y ser capaces de implicar al resto de actores participes de los procesos de salud y enfermedad, es decir, otros profesionales sanitarios, otros especialistas locales que trabajen sobre salud, los distintos grupos de población a los que se atiende, etc. de forma que el resultado sea compartido y construido por todos.
Sin embargo, para que todo esto sea posible debe existir una estructura enfermera con capacidad para desarrollar estas propuestas adecuadamente y una formación adecuada del personal de enfermería.
Para conseguir estos objetivos, es necesario impulsar la voz de la enfermería en determinados escenarios de decisión y para ello necesitamos visibilizar la importancia de la enfermería sobre la salud de la población, de forma que la población esté incluida en los procesos encaminados a aumentar la salud.
Necesitamos instrumentos capaces de fortalecer las instituciones y organizaciones enfermeras. El Desarrollo Organizacional puede ser una herramienta que ayude a dar respuesta a las demandas y reivindicaciones de los enfermeros de CA y Caribe.
La enfermera no es un agente externo a la población en la que trabaja, sino que se inserta en ella formando parte de la misma. Esta característica la sitúa en un lugar privilegiado a la hora de conocer y establecer diferencias entre los grupos de esta población, las necesidades que sufren y los condicionantes que tienen para satisfacerlas. La enfermería, por tanto, es esencial en las políticas socio-sanitarias nacionales y regionales, y en un ámbito que necesita apoyo económico de acuerdo a su influencia sobre la población.
En este sentido, el fortalecimiento de las instituciones enfermeras debe ser un proceso dinámico, dialéctico y continuo de cambios planeados a partir del análisis en profundidad de la situación a través de la investigación participativa, utilizando estrategias, métodos e instrumentos que miren por facilitar la interacción entre personas y grupos para conseguir un constante perfeccionamiento y renovación de los conocimientos para aumentar los niveles de la población en salud, de manera que aumente la eficiencia y la salud.
Requiere una visión global del colectivo enfermero y de los procesos de salud de la población, un enfoque de sistemas abiertos, compatibilización de las condiciones con el medio externo, contrato consciente y responsable de las directivas, desarrollo de potencialidades de personas, grupos, subsistemas y sus relaciones y auto-sustentación de los cambios, que en este caso nos serviría para el fortalecimiento institucional.
Consiste en llevar a cabo iniciativas que repercutan en el nivel de empoderamiento y desarrollo de las instituciones, en este caso, instituciones enfermeras. Para ello, se debe realizar un análisis previo de necesidades de apoyo que existen para el colectivo enfermero. Este es un trabajo que se lleva haciendo algún tiempo y que debemos aprovechar.
Para ello debemos potenciar la capacidad de la enfermería para el abordaje de intervenciones de apoyo a los planes de salud de los diferentes países, así como para el ejercicio de sus funciones representativas junto al resto de agentes y líderes sociales. De esta forma impulsamos la voz de la Enfermería a todos los ámbitos de negociación y toma de decisiones, aunque se intente fortalecer este impulso desde organizaciones extranacionales.
Para conseguir este fortalecimiento institucional, necesitamos favorecer el desarrollo de la enfermería proporcionando condiciones para la implementación de los diferentes niveles de formación en enfermería y potenciando el reconocimiento social de la enfermería a través de la visibilización de la relevancia de su trabajo para la población.
Además, es necesario ofrecer apoyo jurídico a los profesionales de enfermería como una herramienta para la reivindicación del cumplimiento de los derechos de los profesionales enfermeros, garantizando que no va repercutir de forma significativa en las condiciones de trabajo. Para prestar apoyo jurídico necesitamos organizaciones con profesionales preparados para trabajar en temas legales de carácter laboral, que ofrezcan sus servicios a las enfermeras cuando se violen sus derechos como trabajadoras.
Dadas las condiciones del entorno físico en el que trabaja la enfermería y la falta de material para trabajar, que no permiten la consecución de los objetivos que asume esta profesión, es decir, aumentar las cotas de salud de la población, es importante organizarse y luchar para conseguir mejorar de las condiciones laborales a todos los niveles.
La puesta en marcha de estas iniciativas ayudará a promocionar la profesión de enfermería, consiguiendo aumentar el número de personas que optan por esta carrera profesional y la calidad del servicio que prestan.
Existen iniciativas que abogan por fluidificar la comunicación académica entre los distintos conocimientos de salud generados por la enfermería y por la población y formar un colectivo social que se enriquece recíprocamente. Estas iniciativas son una base sobre la que empezar a construir una nueva enfermería y un nuevo enfoque sobre la salud de la población pero también son elementos a tener en cuenta a la hora de analizar la situación de la enfermería actual, es decir, que debemos ser críticos con las circunstancias que nos han llevado a la situación actual. Un ejemplo es el trabajo que está realizando la Asociación de Investigación y Desarrollo Integral Rex We (ASINDI REX WE) en relación al conocimiento sobre salud Maya Poqomchi’ en Guatemala.
Otra estrategia a considerar para potenciar el cambio positivo en el desarrollo de la enfermería necesariamente tiene que ir vinculada al fortalecimiento de la formación a todos sus niveles. La formación es un elemento clave para que las intervenciones de la enfermería en procesos de salud y enfermedad progresen con éxito, para promover el cambio social respecto a la idea que se tiene de la enfermera, consiguiendo la confianza de la población y para conseguir el aumento de actitudes saludables en la población. Sin formación no hay aumento del nivel de salud.
Para ello es necesario un trabajo a diferentes niveles. En primer lugar, a nivel de las enfermeras de servicio, es necesario recoger sus impresiones acerca de su trabajo y las formas en que ellas mejorarían sus condiciones laborales. Por otro lado, habría que fortalecer la formación entorno a ética, legislación y derecho laboral, de forma que desde la escuela y la formación continuada se concienciara al colectivo enfermero de la necesidad de estar unidas a través de redes a la hora de tomar decisiones de lucha por conquistar los derechos y el reconocimiento que les corresponden por el trabajo que realizan. Y en tercer lugar, llevar a cabo un fortalecimiento de las estructuras representativas de la enfermería a través de un trabajo compartido con otros profesionales dedicados al derecho y a las relaciones políticas.