Cuidados de salud basados en la evidencia

Raquel Luengo González

Concepto de cuidados basados en la evidencia

El concepto de cuidados de salud basados en la evidencia ha pasado a lo largo de los últimos años de ser un concepto novedoso (casi una moda derivada de la corriente de la práctica médica basada en la evidencia o una utopía a la que acercarnos para mejorar nuestras actuaciones) a ser un medio totalmente justificado y necesario, con unos elementos definidos y claros, cuyo principal objetivo es llevarnos a la excelencia de los cuidados.

Las primeras definiciones de la práctica basada en la evidencia describían los principales elementos que se conjugaban en la misma: la experiencia de los profesionales, las preferencias de los usuarios, el contexto y los resultados de la investigación derivada de todas sus fuentes. Los primeros autores en acuñar dicho concepto defendían el valor positivista de los resultados provenientes de ensayos clínicos como “Gold Standard”. Sin embargo, en la actualidad, la investigación cualitativa está considerada sin lugar a dudas fuente de evidencia científica en aquellas cuestiones que tienen que ver con la significación que los pacientes-clientes.

Fuentes de conocimiento: de los cuidados basados en la experiencia a los cuidados basados en la evidencia

Desafortunadamente no hay investigación y respuestas para cada una de las preguntas clínicas que se nos formulen, y es ahí donde la experiencia de los profesionales entra en juego con más fuerza y con las limitaciones que conlleva el conocimiento empírico, fuente de conocimiento tradicional médico, que ahora se encuentra subordinado frente al conocimiento científico.

Sin duda los profesionales deben recorrer ese camino que lleva del conocimiento empírico y ametódico al conocimiento científico sistematizado para poder dar una base sólida, de rigor y calidad a las decisiones tomadas en la práctica clínica (excelencia de los cuidados). El uso de la investigación en cuidados lleva intrínsecamente al crecimiento de la profesión enfermera, desarrollando, definiendo y validando teorías propias que contribuyen al conocimiento de la disciplina y a la formulación de nuevos interrogantes para futuras investigaciones (profesionalización versus laborización).

Sin embargo las definiciones de cuidados de salud basados en la evidencia no contemplan la fórmula a través de la cual los profesionales deben conjugar todos esos elementos, teniendo en cuenta que los contextos y clientes son extremadamente variados, así como los conocimientos, preparación y experiencia de los profesionales. De ahí que la receta carezca de cantidades exactas, tiempos de cocción necesarios e ingredientes secretos. Se aboga sobretodo del sentido común del profesional y de su responsabilidad para estar actualizado sobre la investigación más reciente.

Roles dentro del proceso de investigación: el consumidor de evidencia

Para no perder el rumbo, lo primero que debe hacer un profesional frente a la práctica basada en la evidencia es posicionarse y conocer su rol en este juego. El rol del profesional ante la evidencia al igual que ante la investigación se mueve en un continuum que va desde ser meramente consumidor de la evidencia científica a ser productor de evidencia o investigación. Ninguno de los roles es sencillo y dependen de las capacidades, tiempo, conocimientos, actitudes de cada uno de los profesionales, así como de los medios que les rodean. Para ser consumidor debes de tener tiempo para buscar resultados de investigaciones, tener conocimiento del proceso de los cuidados basados en la evidencia, saber donde buscar evidencia, tener una actitud positiva ante este proceso compartida por el resto de compañeros y equipo, y por supuesto tener los medios necesarios tanto en la búsqueda como en la incorporación a la práctica; y es aquí donde las instituciones sanitarias y políticas entran en juego. Para ser productor de evidencia se precisa además de elevados conocimientos sobre metodología de investigación, así como medios y tiempo necesarios para llevarla a cabo. Con todo ello se sobreentienden las barreras y los elementos facilitadores que pueden afectar a este proceso.

Teniendo en cuenta que todos podemos desempeñar un rol, lo que además debemos conocer todos es cual es el proceso y cuales son las fuentes y recursos a los que dirigirnos para buscar evidencia.

Cuidados basados en la evidencia: fases del proceso

Los cuidados basados en la evidencia pueden describirse como un proceso cíclico en el que comenzamos:

1. Haciéndonos preguntas:

Plantearse una pregunta de investigación no es sencillo. El hecho de plasmar nuestras dudas con respecto a nuestra práctica diaria de forma específica, teniendo en cuenta todos los componentes (población, intervención/es o fenómeno de interés y respuestas) necesita como mínimo un periodo de reflexión. La naturaleza de la pregunta va a depender del propio fenómeno que queremos abordar, cualitativo o cuantitativo. En la medida que seamos capaces de delimitar todos éstos componentes podremos establecer una buena estrategia de búsqueda posterior de eviencia.

2. Buscando la mejor evidencia:

El diseño metodológico que, por excelencia, nos proporciona más recursos de evidencia científica son las revisiones sistemáticas, procedimiento científico que aplica estrategias para delimitar sesgos, recopilando, valorando críticamente y sintetizando los resultados de los estudios más relevantes sobre un tema. Las conclusiones de las revisiones sistemáticas llevan directamente a recomendaciones para la práctica clínica de gran utilidad para los profesionales que se ven frente a una pregunta sobre la validez de alguna de sus prácticas diarias.

Afortunadamente contamos cada vez con más recursos que nos pueden orientar en nuestras tomas de decisiones diarias en materia de cuidados como la Colaboración Cochrane o el Instituto Joanna Briggs, los cuales, gracias a iniciativas del Ministerio de Sanidad y Consumo, son de libre acceso a través de Internet, y sus recursos están traducidos al castellano con lo que eliminamos además la barrera idiomática de la mayoría de estos recursos. En ambos podemos encontrar revisiones sistemáticas realizadas sobre una pregunta de investigación específica, cuyas conclusiones nos sirven para implementar cambios en nuestra práctica diaria. En contraste, a través de la página web del Instituto Joanna Briggs en castellano, además de encontrar revisiones sistemáticas específicas sobre cuidados, vamos a encontrar resúmenes y documentos con recomendaciones ya descritas para la práctica junto al nivel de evidencia de las mismas. Además podemos acceder a otros documentos como guías de práctica clínica, revistas y otros recursos documentales, e instrumentos informáticos que nos apoyan en todo el proceso de implantación de cuidados basados en la evidencia.

3. Implementando la evidencia en nuestra práctica de cuidados

Una vez consultados los recursos necesarios el siguiente paso es la implantación en la práctica de dicha evidencia, lo que supone instaurar en las instituciones una cultura de cuidados que precisará del apoyo de todos los profesionales y a todos los niveles de gestión, mediante la puesta en práctica de diferentes estrategias que impulsen, formen, motiven y evalúen dichos cuidados. Para ello hay que superar las diferentes barreras que pueden existir; principalmente la falta de formación y tiempo de los profesionales, escasez de personal o recursos, falta de suporte de los directivos, falta de motivación y falta de apoyo de los compañeros.

4. Evaluando la calidad de la nueva intervención en cuidados

Después de haber incorporado los cambios en nuestra práctica clínica en función de la evidencia encontrada, podemos evaluar el impacto de la misma en función de diferentes parámentros como pueden ser: los resultados de salud, el bienestar o satisfacción de los usuarios ode los profesionales con respecto a esa intervención, incluso, si la evidencia lo sugiere y tenemos parámetros suficientes, podemos valorar el coste-efectividad de dicha intervención. Los resultados de esta evaluación servirán para reconducir en proceso o iniciar otro con el planteamiento de nuevos interrogantes en dicha valoración de la población.

Conclusión:

No hay que olvidar que en este proceso todos salimos beneficiados, tanto la población receptora de dichos cuidados, como los profesionales y las instituciones que los imparten. Desde el momento en que asumamos este reto y lo llevemos a cabo estaremos ayudando a conocer y mejorar una realidad a través de la investigación, dando valor al esfuerzo personal de todos aquellos profesionales que han contribuido a este campo de conocimientos que son los cuidados.