Margarita Ramirez Schacke
La situación de la investigación enfermera en las instituciones del sistema nacional de salud constituye una preocupación permanente en nuestra disciplina. En los últimos años los recursos destinados a potenciar el método científico en el marco de la actividad asistencial han crecido de forma progresiva: La mayoría de los centros cuenta con unidad de apoyo a la investigación, acceso a Internet y posee apoyo logístico para la elaboración de trabajos científicos. Sin embargo, todavía hay carencias en cuanto a los recursos humanos, son pocos los centros que cuentan con enfermeras dedicadas a investigación a tiempo completo; en cuanto a los recursos económicos, sigue siendo complicado para las enfermeras conseguir los medios necesarios para la presentación de trabajos a congresos.
Por otra parte, la mayor parte de las enfermeras no terminan de asumir la necesidad de la investigación para el desarrollo de su trabajo diario. Las barreras que se encuentran a la hora de enfrentarse a una pregunta de investigación no son pocas, entre los argumentos más frecuentes encontramos la falta de tiempo, de motivación, de financiación y de formación de los profesionales. Las consecuencias de esta situación se traducen en que la producción científica enfermera en España, a pesar de haber ido aumentando en cantidad y calidad en los últimos años, sigue siendo escasa.
Parece necesario, por tanto, un cambio en nuestra cultura investigadora actual. Este cambio puede impulsarse:
Es en este contexto donde me gustaría hacer mención del papel de las enfermeras en los ensayos clínicos. Este tipo de estudios ha ido creciendo de manera progresiva en los centros hospitalarios, así como los mecanismos para su correcta realización. La Declaración de Helsinki rige los principios de las Normas de Buena Práctica Clínica (BPC) a las que se deben ceñir los ensayos clínicos para ser autorizados en los centros, tanto por los comités éticos como por la Agencia Española del Medicamento. Esta normativa implica para los hospitales una infraestructura inexistente que se ha ido desarrollando de una forma improvisada a lo largo de los últimos años. Aunque las enfermeras de investigación clínica ( Clinical Nurses Research) son una figura prácticamente desconocida en nuestro país, cada vez es más común encontrar enfermeras implicadas en los ensayos clínicos de una forma “oficiosa”, mediante becas u otro tipo de contratos al margen de las instituciones oficiales. Las funciones de estas enfermeras van desde las fases de reclutamiento de pacientes para los ensayos, hasta el manejo de muestras biológicas, pasando por la gestión de toda la documentación del ensayo. Su presencia redunda positivamente en la calidad de los datos que se recogen y en la atención al paciente que participa en el estudio, además de suponer una garantía más de la aplicación de las Normas de Buena Práctica Clínica anteriormente mencionadas.
Sería recomendable la formación específica de enfermeras de investigación, más allá de los cursos generales de metodología, así como el reconocimiento de esta figura mediante la creación de perfiles específicos desde las direcciones de enfermería en las instituciones públicas. Esto favorecería nuestra participación en este tipo de estudios de forma sistemática y contribuiría al desarrollo e integración de la metodología científica dentro del trabajo diario de las enfermeras, permitiendo dar respuestas a las preguntas de investigación que surgen en la práctica clínica habitual.
BIBLIOGRAFIA