Cuando abordamos la unión entre la investigación y la práctica clínica es frecuente que incidamos en la necesidad de incluir en nuestra labor asistencial el conocimiento generado en la investigación con el objetivo de ofrecer a nuestros pacientes los cuidados contrastados de mejor calidad.
Evidentemente ello nos llevaría a la Enfermería Basada en la Evidencia, en la que, a la mejor evidencia disponible deberemos de unir el escenario clínico en que nos encontremos y las preferencias de los pacientes.
Habitualmente en este punto solemos coincidir en la necesidad de que desde la asistencia seamos capaces de alcanzar el conocimiento generado desde la investigación los pasos marcados para ello son primeramente acceder a las diferentes bases de datos para ver qué hay publicado sobre el tema que nos interesa, posteriormente acceder directamente a los artículos que nos interesa y por último tras su lectura evaluarlos críticamente considerando su rigor metodológico y por consiguiente su utilidad para nuestro caso concreto.
Para facilitar este proceso desde determinadas instituciones como Cochrane y Joanna Briggs realizan revisiones sistemáticas sobre diferentes problemas de investigación indicando, en base al conocimiento generado las recomendaciones que ello tiene para la práctica clínica, ello nos facilita enormemente la aplicación práctica de los resultados. Pero en este proceso de unión entre la asistencia y la investigación olvidamos con cierta frecuencia un punto, bajo mi opinión, básico y es que los investigadores sean capaces a la hora de comunicar los resultado señalar la utilidad que para la práctica clínica tienen su conocimientos, algo que aunque obvio no siempre se cumple.
Si es cierto que cuando solicitas una financiación para realizar un proyecto de investigación, uno de los aspectos valorados por los revisores del proyecto es la utilidad práctica de los resultados, evidentemente ello es un punto importante a la hora de considerar que proyectos son considerados prioritarios para otorgar la subvención.
Sin embargo con demasiado frecuencia olvidamos que cuando nosotros difundimos los resultados de nuestra investigación, es decir publicamos un artículo de investigación, debemos en el apartado de discusión, además de interpretar los resultados y comprarlos con los de otros autores, indicar claramente para qué pueden servir los resultados que nosotros hemos obtenido y además comunicarlos con honestidad considerando los beneficios pero también las limitaciones de nuestro estudio, si somos capaces de desarrollar esa parte en la divulgación de nuestros resultados estaremos poniendo una importante piedra para conseguir la unión entre la asistencia y la investigación.
Juana Robledo Martín