Recientemente un grupo de investigadores hacia público un manifiesto en pro de la investigación en estos tiempos de crisis y en contra del recorte presupuestario que se está sufriendo. Es necesario alzar la voz y mostrar los beneficios que la inversión en investigación supone para nuestra sociedad. Es en estos difíciles momentos económicos cuando las decisiones a tomar son más importantes y cuando estas deben realizarse analizando las consecuencias a corto y medio plazo de ellas y no el futuro inmediato.
A continuación se adjunta el manifiesto publicado (1):
"La investigación y la innovación son cruciales para el desarrollo y el bienestar de la sociedad. Especialmente en estos momentos difíciles, cuando la crisis nos ha demostrado el fracaso del modelo económico, muchos países han lanzado importantes paquetes de refuerzo e incentivación de la investigación. Se es consciente de que la inversión en investigación produce un retorno muy superior, y que este esfuerzo adicional en este momento repercutirá muy positivamente en unos años, ayudando a dejar muy atrás las consecuencias de la crisis.
Por el contrario, en España, a raíz de las primeras aproximaciones a un recorte presupuestario en I+D, un grupo de investigadores de todo el estado decidimos coordinarnos para redactar un manifiesto conjunto. Una vez publicado el borrador de presupuestos, y a la espera de su aprobación parlamentaria, nos gustaría hacer constar nuestra opinión al respecto. Los serios recortes a los centros, que rondan el 10%, unidos a la reducción de presupuesto para el MICINN, nos hacen temer por el futuro de la investigación en nuestro país que, pese a los recientes esfuerzos gubernamentales, es más precaria de lo que debería. La prestigiosa revista "Nature" publicó el pasado año una editorial refiriéndose a una nueva "Edad de plata" para la investigación española, alabando este cambio de rumbo estratégico, indispensable para el crecimiento económico y como sociedad. Todos estos esfuerzos pueden diluirse rápidamente si se materializan los anunciados recortes presupuestarios. Una caída tan importante en la financiación sólo puede gestionarse mediante reducciones de plantilla y el cierre de diferentes centros que, de hecho, no han conseguido renovar su financiación para 2010. Al margen de esta curiosa ironía presupuestaria, que fomenta el empleo pero a su vez provoca la destrucción de puestos de trabajo ya existentes, la pérdida de capital humano puede causar una catástrofe en nuestra economía a medio plazo. El sector de la investigación sufre de un problema muy característico, y es que cuando una innovación es suficientemente relevante como para cambiar el mundo, pasa automáticamente a absorberse por la sociedad que, agradecida, se apropia de ella. Ejemplos como internet y las comunicaciones móviles, los avances en terapias genéticas y medicina, automatizaciones de procesos, descubrimientos neurológicos, abaratamiento de los alimentos y técnicas de cultivo, entre otros, nos han hecho olvidar que el ser humano vivió durante muchos miles de años sin este bagaje cultural. Es más, todo el dinero invertido en investigación no sólo revierte en la ciudadanía en forma de mejoras sociales, sino también económicas. Las patentes y bienes intelectuales inyectan un flujo de dinero de procedencia internacional, un goteo constante de beneficios que sobrepasa con creces la inversión en innovación y la idea de «que inventen ellos» que ha regido durante mucho tiempo la estrategia política de este país. Por todo ello, los investigadores creemos necesaria más atención por parte del Gobierno, al que reclamamos, como mínimo, equidad presupuestaria. Somos conscientes que en una coyuntura de crisis internacional no es sostenible pedir grandes aumentos en la financiación, pero tememos que los actuales recortes comprometan el futuro de la economía española que, a medio plazo, va a necesitar de sectores de futuro para salir definitivamente de este bache y poder obtener así respeto y proyección internacional en el nuevo mundo de la investigación y desarrollo”.
(1) Colectivo por el avance de la investigación.
Juana Robledo Martín