Ana García Pozo
La investigación de enfermería en el ámbito hospitalario sufre del mismo mal endémico que otros aspectos de nuestra profesión: la invisibilidad.
Esta invisibilidad, principalmente en los programas y objetivos de gestión, hace que el desarrollo de la investigación sea tan variable como variables son los estilos de gestión o las diferentes culturas de cada uno de los Hospitales.
En algunos hay unidades de investigación de enfermería, en otros son mixtas, en otros no existen, en otros hay enfermeras “dedicadas” a la investigación, en otros enfermeras que, además de ser responsables de la formación, se ocupan de la investigación y así se podría desplegar un abanico tan amplio, que hace que sea difícil que se consigan unos resultados potentes y que realmente afiancen nuestra ciencia y amplíen nuestro cuerpo de conocimientos.
Sería necesario e incluso imprescindible que desde las Consejerias de Sanidad se estableciesen objetivos de investigación comunes y por tanto se creasen estructuras y se asignasen recursos homogéneos, que permitiesen en definitiva el avance hacia una meta común y en una misma dirección.
Dentro de los Hospitales es necesario que las gerencias asuman que la investigación tiene que formar parte de los planes estratégicos de gestión. Las Direcciones de Enfermería tienen que ser conscientes de que la actividad investigadora se incrementa de manera exponencial a medida que se aportan recursos para su apoyo y que es una de las mejores armas de motivación que existe.
Este apoyo a la investigación debe ser estructurado, continuado y adecuado a las necesidades, porque de lo contrario lo se fomenta es la frustración, tanto en los profesionales que “ocasionalmente” son designados para hacer “algo” en la investigación, como en los que reciben un apoyo que tiene más de favor personal que de actividad profesional.
El perfil de los profesionales que se integren en una Unidad de apoyo a la Investigación debe ser el de enfermeras con formación metodologíca, con conocimiento del entorno donde las enfermeras desarrollan su practica habitual, que sean capaces de apoyar teniendo en cuenta el nivel de conocimientos en metodología de la enfermera que solicita asesoramiento, que intenten acercar la investigación, hacerla fácil, solventar problemas, quitar el miedo y hacer atractivo un área que siempre se ha considerado propiedad de las “listas” de la promoción
Las Unidades de Investigación deben proporcionar apoyo, dar formación y ayudar a conseguir financiación, pero sobre todo deben tener muy claro que son una Unidad de servicio, que lo importante son las ideas/preguntas que tienen las enfermeras que, una vez desarrolladas, harán que cambie la practica habitual y que podamos cuidar a los pacientes con mayor evidencia científica.
Se debe dejar de transmitir esa idea, que ha interesado en muchos momentos, de que todas tenemos que saber de todo. Las enfermeras asistenciales deben saber cuidar al tipo de paciente que tienen asignado y si están interesadas por la investigación tener unas nociones básicas del proceso de investigar, pero tiene que ser en las Unidades de apoyo a la Investigación donde se encuentren quienes realmente sean especialistas en metodología y análisis, y ofrecer este “servicio” a la gran protagonista del proceso que es la enfermera que se formula una pregunta y decide responderla siguiendo un método.
Las enfermeras deber ver este apoyo cercano, accesible, hay que adaptarse a sus horarios, a su carga asistencial, acercar la formación a las Unidades de cuidados e intentar que las Jefes de Unidad se integren en los proyectos que se desarrollen, de manera que planifiquen la posibilidad de liberar enfermeras cuando sea posible.
Otra vía de apoyo es conseguir financiación para obtener lo que más le falta a la enfermera asistencial: tiempo. Tenemos que luchar desde las Unidades de apoyo por conseguir becas de intensificación, recursos humanos, becarios que permitan reforzar la actividad asistencial y que la enfermera que está desarrollando un proyecto de investigación pueda utilizar más tiempo profesional y menos personal.
Por último, es importante que las estructuras centrales de investigación conozcan o se acerquen a la realidad de las enfermeras en los Hospitales con el fin de que las becas y las ayudas estén adaptadas al nivel y a las necesidades de los nuevos equipos de investigación que están surgiendo en nuestra profesión. No podemos ser tratadas de igual a igual con grupos asentados con muchos proyectos financiados en marcha, con líneas de investigación establecidas, porque siempre estaremos en desventaja y, lógicamente, si estamos empezando a andar no se nos puede pedir participar en olimpiadas.
Pero la gran grandeza de nuestra profesión es que con entornos como éste que no es en muchas ocasiones muy favorecedor, seguimos presentando proyectos, realizando publicaciones, mejorando nuestra formación y creciendo a pesar de todo.Para terminar mi reconocimiento a los cientos de enfermeras que a pesar de trabajar a veces en unas condiciones que no son las más idóneas y con unas cargas asistenciales excesivas, no pierden la ilusión y siguen haciéndose preguntas y empezando proyectos, en definitiva, queriendo ser cada día mejor enfermeras.