David Miguel Martín
Si hay un problema que no tienen las enfermeras inglesas, ese es el inglés; y desde luego no es ninguna tontería, pues la considero una de las espadas de Damocles de la investigación en este país; no en vano más del 70% de la literatura científica está escrita en inglés, y si algo es imprescindible a la hora de investigar, es leer, y leer mucho, para lo cual, el hecho de que durante varias décadas atrás, en la formación académica básica de muchas de las enfermeras españolas el idioma impartido haya venido siendo mayoritariamente el galo nos lo ha puesto francamente más difícil.
Por otro lado, si a esta desventaja de idioma le sumamos el hecho de que la cultura de la lectura de narrativa científica no ha sido impulsada por el sistema universitario en nuestro país, nos encontramos con grandes dificultades para el acceso a los documentos de investigación. Además, en muchos casos ni tan siquiera se ha fomentado la cultura de la búsqueda de lecturas especializadas de las materias impartidas en clase con el fin de contrastar y completar la información recibida en ésta; y ese modo de formarnos, nos ha hecho muy conformistas, poco críticos, base esencial para desarrollar un pensamiento inquisitivo e investigador que nos lleve a preguntarnos en nuestra práctica diaria, esto que hago, ¿por qué lo hago y para qué lo hago?
Ahondando en la idea anterior, la formación enfermera en el Reino Unido nos lleva la delantera ya que hace tiempo que tiene desarrollados sus estudios de licenciatura y de doctorado, si bien es verdad que no se ha visto obligada a acarrear la pesada histórica losa que en nuestro país han supuesto los antepasados religiosos de la profesión, así como la titulación de ATS que nos encasilló como ayudantes del médico.
Así, en este país europeo vecino, en todos los casos, los estudios de Bsc (que vendría a ser una licenciatura), abordan, no solo una asignatura acerca de la metodología de la investigación, ni tan siquiera únicamente un proyecto de investigación, sino la finalización de toda una tesina. Quizá esto valga para todo proceso de aprendizaje y enseñanza, pero en este caso es definitivo: a investigar se aprende investigando. Si alguien quiere aprender algo necesita practicarlo, y es que la práctica o experiencia realizada nos deja verdaderamente un aprendizaje significativo que de otra manera no es posible que suceda.
Esto es algo que se persigue conseguir con la entrada en vigor de la nueva titulación de Grado para este próximo curso 2010-11 en todas aquellas universidades españolas que impartan Enfermería, ya que, además de la asignatura de investigación que se dará durante alguno o algunos de los primeros tres años, será requisito indispensable para superar el Grado la realización durante el 4º curso de algo que se ha venido a llamar Trabajo de Fin de Grado cuya naturaleza y características serán las de un estudio de investigación.
Un último aspecto que querría destacar es aquel que intenta integrar el avance académico en el ámbito laboral; es decir, poder disponer de momentos que no sean de ejercicio asistencial, sino de función investigadora, pero que sí tengan la consideración de tiempo efectivo de trabajo. El tiempo que estuve en el Reino Unido, realicé mis prácticas en el Conquest Hospital ubicado en la localidad de Hastings, donde tuve la ocasión de ver cómo las enfermeras disponían de toda una jornada laboral por semana para dedicarse a labores de formación y/o investigación, de tal manera que esa actualización se ponía posteriormente al servicio de la unidad. Y es que si otros profesionales tienen esa posibilidad de compaginar asistencia clínica con labor docente e investigadora, las enfermeras tienen la misma legitimidad académica para hacerlo.
Otro aspecto que me sorprendió mucho es cómo los médicos realizan pases de interconsulta a diversas enfermeras especialistas para que vean al paciente y lo valoren desde su perspectiva disciplinar enfermera, de la misma forma que podrían hacer el pase al cardiólogo o al nefrólogo; la opinión de la enfermera cuenta y ésta decide también sobre asuntos clínicos, lo cual las situaba en un mismo nivel en las relaciones de poder de decisión.
Todos los elementos anteriormente citados están incidiendo en que la investigación en el Reino Unido prospere, y a eso aspiramos aquí con la implantación del Grado, siempre y cuando, el logro académico vaya de la mano con la sensibilidad y convencimiento de las autoridades sanitarias de que dotar tanto a los hospitales como al ámbito comunitario de espacios que permitan a las enfermeras investigar sobre su práctica es relevante para la mejora del sistema sanitario y de los cuidados prestados a la población.
En cualquier caso, creo que los ciudadanos entenderán más fácilmente la relevancia que tiene la Enfermería para la salud y la enfermedad cuando la investigación enfermera se haga más visible, y es ahí, por tanto, donde tenemos el reto: explicar a la sociedad qué hacemos, para qué estamos preparados, pero sobre todo qué conseguimos con nuestras intervenciones y cómo. ¡Pongámonos, pues, manos a la obra!