Jaime Martín Morcillo
Hace unos años, iniciaba mi trayectoria profesional con la idea errónea, pero muy machacada, que me habían inculcado varios profesores a lo largo de toda la formación pregrado, de que “la investigación clínica está al alcance de muy pocos profesionales asistenciales, y casi en exclusiva de otros profesionales no precisamente enfermeros”.
En parte, podían tener razón porque cuando podías comprobar la oferta formativa que existía en Investigación para Enfermería, cuando descubrías quién te asesoraba cuando deseabas realizar un proyecto, cuando veías quién acudía a los congresos y eventos, a quién iban destinadas las becas y ayudas institucionales, y otros muchos detalles, empezabas a plantearte inconscientemente las primeras hipótesis de causalidad (médicos-----investigación).
En los últimos años la investigación en enfermería dista bastante de aquello, y considero que está en un momento emergente. Hay que mencionar la contribución que ha supuesto la desaparición, aunque de manera muy lenta, de las múltiples limitaciones y barreras existentes para la Investigación Enfermera, sobre las que realizaré algunas reflexiones a título personal.
-Las actividades formativas realizadas en investigación enfermera, por las instituciones sanitarias, han pasado de ser inexistentes a ser limitadas y condicionadas. Mantienen una orientación positivista muy teórica, y está, en muchos casos, organizada e impartida por profesionales de otras disciplinas, lo que limita muchísimo la aplicabilidad práctica de la investigación a la disciplina enfermera.
-Los recursos de asesoría y apoyo metodológico en las instituciones sanitarias han pasado de ser inaccesibles a ser simbólicos. Siguen siendo, en su mayoría, liderados por profesionales no enfermeros. En muchos casos, sólo nos dedican su tiempo cuando les excede de otras tareas o proyectos, y con el hándicap del “difícil entendimiento” por los conceptos, las ideas y el lenguaje empleado.
-Las ayudas a la difusión de los resultados han pasado de ser agraviantes a ser ridículas. A diferencia de lo que ocurre con otros profesionales sanitarios, sólo unas pocas enfermeras, con su constancia, su dedicación y su esfuerzo económico, pueden divulgar sus trabajos por otras áreas o provincias.
-Las becas y subvenciones han pasado de ser excluyentes para las enfermeras a ser políticamente rentables. Las becas y ayudas que se conceden son muy publicitadas y divulgadas en los medios de comunicación, pero en realidad de número muy escaso y de poca cuantía económica.
-Los recursos humanos en investigación han pasado de ser desconocidos a ser excepcionales. Entendidos estos como la integración de enfermeras a tiempo completo dentro de las unidades de apoyo a la investigación de los centros sanitarios o el incremento de enfermeras en aquellas unidades en las que se lleve a cabo un proyecto de investigación financiado.
Con todo esto, hay que destacar que en la actualidad, al margen del agravio y discriminación sufridos a lo largo de los años en este campo, crecen de forma muy importante, tanto en calidad como en cantidad, los proyectos de investigación realizados por enfermería, las becas y ayudas solicitadas a través de pruebas de concurrencia competitiva, los ensayos clínicos liderados por enfermeras,.... En definitiva, las enfermeras están siendo conscientes de estos pequeños cambios en las limitaciones y barreras, y tratan de aprovecharlo buscando alternativas de formación, apoyo y asesoría, becas y ayudas, etc.…., y demostrando su gran interés en “investigar” como base de enriquecimiento para nuestra disciplina. Muchas de esas alternativas están siendo promovidas actualmente por instituciones no sanitarias como Fundaciones de Enfermería, Sindicatos Profesionales, Sociedades Científicas y Universidades. Estos recursos disponibles van a ser de una gran ayuda para los profesionales interesados en la investigación, así como un crecimiento para la profesión y una reivindicación visible para que los servicios de salud reconozcan, apoyen y apuesten de verdad por la Investigación en Enfermería.
Si a todo lo anterior, unimos los cambios en los planes de estudio y en la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales, el desarrollo de las especialidades de enfermería, el liderazgo, ocupación y dirección en puestos de gestión, y una mayor visibilidad y reconocimiento social e institucional de la enfermera, nos daremos cuenta de que estamos ante grandes avances para la Investigación Enfermera, en particular, y para la disciplina enfermera, en general. Por tanto, esperamos y deseamos un futuro apasionante.