DIEZ AÑOS DE NURE INVESTIGACIÓN

Azucena Pedraz Marcos

Si fuera diez años más joven, qué feliz
y qué descamisado el tono de decir:
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional.
Silvio Rodríguez

En 2003, en España, las enfermeras no podían acceder a la carrera investigadora a través de la vía académica, pero el Gobierno las consideraba capacitadas para figurar como investigadores principales, en los proyectos que se presentaban a las convocatorias de ayudas a la investigación del Fondo de Investigaciones Sanitarias, el renombrado FIS. En ese año, 2003, se presentaron cerca de un centenar de proyectos en el área de cuidados, de los que, ciertamente, no se financió ni el 5%. Sin embargo, ahí estaban las enfermeras. Diez años después, el techo de cristal de la formación de postgrado, con el acceso a las titulaciones de Master y Doctorado en Enfermería, se ha roto para esta disciplina en España, como ya había ocurrido en otros países de Latinoamérica, Norteamérica y el Norte de Europa. Diez años después, en nuestro país se han leído decenas de tesis doctorales, que han permitido crear redes científicas en Enfermería, aún en fase de desarrollo, pero con un potencial emergente de gran interés.

En 2003, en España, sólo un 43,4% de los hogares disponían de un ordenador. Pero ya en esas fechas, las enfermeras utilizaban soportes informáticos para registrar su actividad en la historia clínica, con el fin de utilizar un lenguaje común, hacer explotación de los datos e investigación, delimitar el ámbito de actuación independiente de enfermería y contribuir a determinar el producto enfermero, como anunciaban las plataformas de entonces. En 2013, el 74% de los hogares españoles cuenta con un ordenador y el 68% tiene acceso a internet, cifras que se elevan al 90 y al 82%, respectivamente, en hogares con hijos.

Una revista de investigación en enfermería, electrónica y en abierto

Lo que parecía una apuesta arriesgada en 2003, poner en marcha una revista de investigación en enfermería, electrónica, y en abierto, se ha descubierto diez años más tarde como una jugada premonitoria. Cuando la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería nos planteó –a una profesora universitaria, quien firma el artículo, y a dos profesionales de enfermería asistenciales, Pascual Balsalobre López y Margarita Ramírez Schacke- la posibilidad de diseñar y ejecutar una revista científica, ya teníamos claro que el reto no era poner en el panorama nacional una revista de enfermería más, con todos sus logros, en un país donde las suscripciones a estas revistas eran escasas y la posibilidad de que los artículos llegaran un grupo amplio de profesionales anecdótica. Había que mirar hacia delante y dar un paso más. Utilizar el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para convertirnos en el altavoz de la labor investigadora de enfermeras y enfermeros en España y en Iberoamérica.

La Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN), cuyo buque insignia durante muchos años había sido el departamento de Cooperación Internacional, estaba entonces embarcada en un proyecto de ampliación de su actividad científica y formativa, que buscaba un impacto masivo en el colectivo de enfermería, a través de la creación de un Aula Virtual y una revista científica electrónica, NURE Investigación.

Y el aumento de la visibilidad de FUDEN fue brutal. En el primer año de puesta en marcha de su portal en la red, en el que estaban enmarcadas las estrategias citadas, se recibieron más de un millón trescientas mil entradas. La generosidad de la fundación, y de su presidente, Víctor Aznar, de aceptar la sugerencia de distribuir una revista de investigación en abierto ha sido, sin duda, uno de los mayores aciertos de la revista en estos diez años. Nos hemos convertido en el referente de numerosos profesionales, estudiantes, profesores e investigadores de España e Iberoamérica, que nos han seguido y han contribuido con sus aportaciones a la posición que tiene la revista hoy.

La red que soporta el proyecto: límites y desafíos

Y eran muchos los retos que había que enfrentar para poner en marcha una iniciativa como esta. Primero los tecnológicos, porque aunque la red de redes, internet, había ido penetrando en España –fundamentalmente en entornos académicos y de investigación- desde mediados de los 80, en julio de 1995, sólo existían 10 proveedores de internet, y hasta diciembre de 1998 no se liberalizaron las telecomunicaciones en nuestro país. Esto hizo que la labor del equipo encargado de poner en marcha este proyecto en la red tuviera que armarse de paciencia en numerosas ocasiones, para explicarnos los límites de nuestra ilusión desbordada.

Y si la red en algún momento pudo parecer un límite fue porque el momento no nos permitía ver el desarrollo del proyecto, pero cuando a medianoche del 31 de octubre de 2003 le dimos al botón de encendido, y la revista se iluminó, como si fuera un adelanto de las luces de esa Navidad, el asombro, la alegría y el agradecimiento a la labor de un gran equipo dentro de FUDEN-SATSE, aparecieron alternativamente en nuestros rostros, que pasaron mucho tiempo admirando la calidad del producto que habíamos creado.

Toda la investigación enfermera al alcance

Una calidad, que no sólo se limitaba a los aspectos estéticos o técnicos, sino que trascendía a una estructura de revista científica, que buscaba dar visibilidad a la investigación enfermera en todas sus facetas, con rigor, pero también, con generosidad. Un canal de Opinión recogía el “Editorial” en el que la Dirección de la revista planteaba cada número su posición respecto a temas de actualidad sobre investigación en el ámbito de la disciplina enfermera, pero también del ámbito más amplio de la salud y los cuidados. Este canal daba también cabida en cada número a la opinión de un experto o experta de diferentes ámbitos o instituciones que apoyaran la investigación en enfermería, en el apartado “Firma Invitada”, y se propuso oír también la opinión de los lectores o visitantes de nuestra revista sobre temas de su interés, en el apartado de “Cartas a la Dirección”.

El canal Originales, la estrella de la publicación, recogía en aquel momento todas las aportaciones de investigación realizada “en los diferentes campos en los que trabajan los profesionales enfermeros (asistencia, docencia, investigación, gestión, cooperación, etc.), desde diferentes perspectivas metodológicas”, como se describía en el apartado de “Normas de Publicación”. Este canal suscribía el acuerdo de las revistas científicas del área de Ciencias de la Salud y planteaba la estructura IMRyD (Introducción, Metodología, Resultados y Discusión), como pasos ineludibles en el desarrollo de la investigación y de su difusión. En la actualidad, los apartados “Originales Breves” y “Revisiones Sistemáticas” contribuyen, con gran acierto, a completar este canal nuclear.

Pero había otra producción enfermera, que no encontraba habitualmente hueco en las revistas del sector, pero que nos parecía relevante, por su capacidad de ilustración de una actividad investigadora en crecimiento, y decimos crear un canal bajo ese nombre, que recogiera un apartado de “Protocolos y guías clínicas” (que bebían directamente de los resultados de la investigación primaria), otro de “Proyectos de Investigación” (en el que se publicaron entonces los protocolos de investigación de numerosos enfermeros residentes de Salud Mental y de Matrona, y que más tarde dio cabida a proyectos de investigación de posgrado, cuando esta formación se normalizó en nuestro entorno), otro más de “Tesinas y tesis” (que tuvo un desarrollo escaso, por la idea que tienen los nuevos doctores de no publicar su tesis íntegra, para publicarla parcelada, costumbre que, sólo recientemente, han conseguido desarraigar las bibliotecas universitarias a través de sus repositorios de tesis doctorales), y un apartado de “Comunicaciones y ponencias en congresos” (en el que los profesionales encontraban un tablón, en el que difundir las aportaciones a los congresos que no publicaban actas con las comunicaciones de los asistentes).

La formación en Metodología de Investigación, que no se recogía entonces en la mayor parte de los planes de estudios de la titulación de Enfermería, encontró un espacio en el canal de Herramientas Metodológicas, que era uno de los más visitados, como lo evidenciaba el número de consultas que nos hacían al respecto y la demanda de más temas de formación, que iban apareciendo secuencialmente en la revista. Un canal de Noticias de Investigación, en el que se daba cuenta de novedades bibliográficas o de convocatorias, y que incluía crónicas de las enfermeras que relataban el desarrollo de algún congreso científico al que habían asistido, completaban la estructura fundamental de esta revista, que se planteó desde el principio incluir solamente trabajos de investigación, pero, también, todo tipo de trabajos de investigación.

Un avance sólido y continuo

Pero una estructura dinámica y atractiva, y nuestra apuesta por la investigación enfermera como eje de la revista, no podían por sí solas poner en marcha una revista de calidad. Necesitábamos un motor y el motor fue, sin ninguna duda, la elección de un Comité Científico con figuras expertas en investigación enfermera, del mundo académico y clínico, de España, pero también de otros países latinoamericanos y hasta de algún país europeo de destacada trayectoria investigadora. Y la gasolina fue la increíble respuesta de profesionales de enfermería de todos los ámbitos (académico, asistencial, investigador) y de todos los países, que decidieron apostar por nuestra publicación como el mejor escaparate para difundir sus trabajos de investigación.

Desde entonces, dos directoras más han tomado el testigo de esta prestigiosa revista de investigación. Juana Robledo Martín se hizo cargo de la publicación a los dos años de su creación, desde su labor como directora del área de Investigación de FUDEN, y trabajó intensamente por aumentar la visibilidad de la revista indexándola en los catálogos más relevantes de las publicaciones enfermeras: Cinahl, Cuiden, DOAJ, Latindex, Dialnet y Enfispo. A Ana Belén Salamanca Castro, que cuenta con una larga trayectoria en el área de investigación y formación de FUDEN, y que se ha convertido recientemente en la nueva directora de NURE Investigación, le queda la enorme tarea de ir adaptando la publicación a las necesidades emergentes en el ámbito de la investigación enfermera, y mejorar la visibilidad de la revista en el resto del mundo. Sin duda, un reto apasionante para la próxima década. A nosotros, NURE Investigación nos seguirá teniendo como incansables lectores, autores y revisores, apoyando la difusión de la investigación enfermera desde esta publicación pionera y de excelente calidad.