Beneficios de la utilización de protocolos basados en evidencias

Actualmente, la investigación sigue siendo una de las asignatura pendientes de la disciplina enfermera, pues si bien es cierto que cada vez está más presente, aún no ha calado, a mi modo de ver, como sería lo adecuado en una disciplina científica como la nuestra.

Resulta indiscutible que cada vez más enfermeros realizan, e incluso lideran, estudios de investigación, pero también hemos de reconocer que todavía la investigación no tiene el protagonismo que debería en el ámbito asistencial, quizás porque es necesario que se produzca un cambio de actitud dentro del colectivo de enfermeros asistenciales para que ellos, que son quienes prestan cuidados a los usuarios del sistema sanitario, lo hagan a partir de la aplicación de las mejores evidencias procedentes de los hallazgos de investigación.

Tampoco la investigación ha sido protagonista en el ámbito de la gestión, pese a que su integración en este campo proporcionaría ventajas importantes, como las que se enumeran a continuación a partir de las consensuadas en un foro sobre normalización de protocolos en el que tuve la oportunidad de participar el pasado mes de noviembre:

Los protocolos basados en la evidencia facilitarían la comunicación intercentros, y con ello no solo se posibilitaría la mejor adaptación de nuevos profesionales, sino que también serviría para consensuar indicadores, con su consecuente utilidad para evaluar la calidad y para facilitar la recogida de datos con fines de investigación.

Estos protocolos también serían útiles para estimar de manera más precisa las cargas de trabajo para enfermería, lo que sin duda redundaría en una mejor gestión de los recursos humanos dentro de nuestro colectivo.

La utilización de protocolos basados en evidencia también aumentaría la seguridad de los pacientes, puesto que es sabido que la utilización estos protocolos reducen la morbimortalidad de los pacientes, al proporcionar cuidados de mayor calidad. Asimismo, los protocolos basados en evidencias supondrían una mayor seguridad también para el profesional, pues este podría justificar su actividad a partir de la mejor evidencia disponible, facilitando por ello argumentos científicos para explicar el porqué de su forma de cuidar.

Además es necesario recordar que, en España, la fundamentación de los criterios de actuación en la evidencia científica y los medios disponibles, y su unificación, está regulada en dentro del artículo 4 de la Ley 44/2003 de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias, cuyos principales objetivos son “dotar al sistema sanitario de un marco legal que contemple los diferentes instrumentos y recursos que hagan posible la mayor integración de los profesionales en el servicio sanitario” y garantizar que “todos los profesionales sanitarios cumplen con los niveles de competencia necesarios para tratar de seguir salvaguardando el derecho a la protección de la salud”.

Por tanto, este cambio de actitud que comentábamos al inicio de este editorial, debe producirse no solo a título individual, por parte de cada uno de los profesionales que prestan cuidados, sino también a nivel institucional, ya que los gerentes y los responsables de enfermería también deben apostar por la utilización de protocolos normalizados y por basar esos protocolos en la mejor evidencia disponible, acercando así la investigación a las unidades y al colectivo enfermero.

BIBLIOGRAFÍA

Boletín Oficial del Estado. Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias. [Citado 10 dic 2014]. Disponible en: https://www.boe.es/buscar/pdf/2003/BOE-A-2003-21340-consolidado.pdf

Ana Belén Salamanca Castro