Formación clínica avanzada, ¿quimera o realidad?.

Autores/as

  • Jesús J. Díaz Rodríguez

Resumen

Sr. Director. Analizando la formación continua ofrecida en mi ámbito laboral(atención hospitalaria)deseo romper una lanza a favor de una formación clínica postgrado basada en la evidencia externa y en la experiencia profesional(evidencia interna).A raíz de esta premisa, deseo expresar mediante este artículo mi opinión sobre el tema.

Sin desestimar el esfuerzo formativo para extender los Sistema Estandarizados de Lenguajes Enfermeros (SELE), sin desdeñar los recursos destinados en cursos de comunicación, antiestrés, terapias alternativas…resulta necesario enfocar la formación especializada hacia los intereses de los profesionales. Ante la diversificada oferta existente(a distancia, vía telemática, colegial, sindical…) un reciclaje desde y para los profesionales implicados enriquecería sobremanera cualquier evento docente.

¿Enfermería clínica? Esta expresión debería parecer redundante más aún en vísperas de la convergencia hacia el Título de Grado de Enfermería y la implantación de las añoradas especialidades.

Como agentes impulsores de esta formación deben erigirse, sin complejos ni tapujos, el propio personal involucrado de cada especialidad. Propongo para ello:

1. Medidas generales:

• Apuesta por la formación continua dentro del tiempo de trabajo.
• Incentivos para el docente mediante una remuneración justa.
• Apertura de las sesiones clínicas a todo el área específica (ej : médico-quirúrgica) ante las migraciones de personal intra-hospitalario.
• Realización de cursos de formación para formadores.
• Mejora en la accesibilidad a las nuevas tecnologías de la información.
• Creación de un plan formativo intra-servicios obligatorio adecuado al Mapa de Competencias propio.

2. Medidas específicas:

• Elaboración de Unidades Didácticas Docentes.
• Revisión clínica de cada Proceso Asistencial.
• Plan de Cuidados Estandarizados (taxonomía NNN).
• Puesta en común de casos particulares basados en la evidencia.

La consideración de este nuevo enfoque didáctico implicará un paso más hacia la excelencia de los cuidados y mayor satisfacción del activo principal del que consta cualquier Unidad de Atención al Usuario, el propio personal.

En definitiva, avancemos de la retórica a la práctica clínica abriendo un camino franco hacia la autoformación intraservicio. Dicho de otro modo, la enfermería clínica basada en la evidencia (EBE) debe constituir el producto supremo dentro de los planes formativos tanto en la atención primaria como especializada. Además, ante la participación de todo profesional predispuesto a la docencia lograremos una formación continua más rica, más fértil, dirigida a nuestro sello de distinción social: la calidad no exenta de afectividad.

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Publicado

2007-01-01

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Sección

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